Óscar Mateus, un joven de 26 años, que llevaba una vida tranquila y dedicada a su oficio: instalar cortinas y persianas en diversas casas de Bogotá. Sin embargo, su mundo cambiaría de manera inesperada un 5 de diciembre de 2023, en un accidente que marcaría un antes y un después en su vida.
 

Aquel día, se encontraba trabajando en Puente Aranda, específicamente en el barrio La Alquería. El trabajo parecía sencillo: colocar una cortina en la ventana de una casa de tres pisos. Sin embargo, lo que parecía ser una tarea rutinaria se tornó en tragedia cuando el tubo con el que estaba trabajando no logró pasar por las escaleras del edificio. Óscar, con la determinación que lo caracteriza, decidió intentar subirlo por la fachada del inmueble.
 

En ese momento, la tarde comenzaba a oscurecerse. Mientras Óscar subía por la pared, el tubo entró en contacto con la red eléctrica, lo que causó una descarga inmediata. Cayó al suelo y perdió el conocimiento. Fue un instante de angustia total para él, su compañero de trabajo y las personas de la casa que presenciaron el accidente.
 

Minutos después, recobró la conciencia, pero su cuerpo ya había sufrido severos daños. Había recibido una descarga eléctrica que le dejó secuelas graves. Las heridas en su brazo derecho fueron profundas, perdiendo parte de la extremidad, que había sido la principal afectada por el paso de la corriente. También sufrió quemaduras de tercer grado, que requirieron un injerto de piel de su pierna, así como una pequeña lesión en la mano izquierda, que también había estado en contacto con el tubo.
 

Óscar fue trasladado de urgencia al Hospital Simón Bolívar, donde inició un largo proceso de recuperación. Más de un mes, en hospitalización, fue el tiempo necesario para atender sus lesiones y darle la oportunidad de continuar con su vida. Pero la verdadera sorpresa vino cuando, tras ser dado de alta, se le informó que sería el primer beneficiario del Plan Padrino, una iniciativa de la Fundación Enel Colombia y la Fundación Betty Palomino, que tiene como objetivo brindar apoyo a personas como él, que han sufrido accidentes laborales graves.
 

El Plan Padrino no solo ofrecería a Óscar un respaldo económico para su rehabilitación, sino también un apoyo integral con terapias físicas y psicológicas, fajas, prendas compresivas y, a futuro, prótesis que le ayudarían a adaptarse a su nueva vida. «Sin el apoyo de las fundaciones, mi rehabilitación sería muy difícil. No podría costearla yo mismo, ya que soy independiente y no contaba con EPS ni ARL», comentó Óscar, quien, a pesar de las dificultades, mantiene una actitud positiva ante la vida.
 

María Isabel Zuluaga, su madre, expresó su gratitud por la atención médica que recibió Óscar en el hospital, pero también destacó lo fundamental que fue el apoyo de las fundaciones para su recuperación. «Estamos muy agradecidos con Dios y con las fundaciones, sin ellos la recuperación de mi hijo no sería posible», dijo con emoción.
 

A pesar de la pérdida de su brazo derecho, Óscar no se rinde. Con su mano izquierda, que ahora tiene que usar para todo, se enfrenta a una vida completamente nueva. «Perder una extremidad no es fácil, pero no es imposible. Esta es una nueva oportunidad para vivir, y debo persistir, adaptarme y luchar», afirma con determinación.
 

Hoy, Óscar se convierte en un ejemplo de resiliencia. A través del apoyo recibido, no solo sigue adelante con su rehabilitación física, sino que también se ha convertido en un defensor de la seguridad laboral. «A todos les recomiendo que revisen bien los entornos, los espacios, ya sean domésticos o laborales. Nadie está exento de sufrir un accidente como el mío», advierte Óscar, con la esperanza de evitar que otros pasen por lo mismo.
 

Su historia es testimonio de lucha, de un hombre que, a pesar de haber enfrentado una tragedia, ha encontrado la fuerza para seguir adelante y aprovechar las oportunidades que la vida le ofrece. La vida de Óscar Mateus, marcada por un accidente, ahora cobra un nuevo rumbo gracias a la solidaridad de quienes lo apoyan.