José Rivera y su lucha por recuperarse tras un accidente eléctrico
José Rivera, un hombre de 57 años, llevaba una vida tranquila dedicada a las labores de su hogar en la localidad de Usme, específicamente en el barrio Juan Rey. Su día a día estaba marcado por el esfuerzo y la dedicación en cada proyecto que emprendía en su vivienda, hasta que un trágico accidente cambió su vida para siempre.
Era un día común cuando José se encontraba realizando una obra en su casa, subiendo una canaleta. Lo que parecía una tarea sencilla se convirtió en una pesadilla cuando, al realizar la maniobra, sufrió un contacto eléctrico que le causó graves quemaduras. El impacto de la corriente fue devastador, provocándole la pérdida de su antebrazo derecho y graves daños en su espalda.
La vida de José dio un giro drástico. La pérdida de su extremidad le cambió por completo, limitando su capacidad de realizar las actividades cotidianas. «Hay muchísimas cosas que ya no puedo hacer. Se limita el 70% de la vida de uno mientras uno trata de adaptarse a la nueva situación», comenta José, reflejando la dureza del proceso de adaptación tras el accidente. Sin embargo, a pesar de la difícil situación, José ha encontrado un rayo de esperanza gracias al Plan Padrino, un programa respaldado por la Fundación Enel Colombia y la Fundación Betty Palomino, que busca ayudar a personas afectadas por accidentes laborales graves
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A través del Plan Padrino, José comenzó a recibir apoyo en su proceso de rehabilitación, que incluye terapias físicas y psicológicas, así como el suministro de prendas compresivas que le ayudarán en su recuperación. «Gracias a Dios me ha ido bien, lo que me han ofrecido lo he recibido. Estoy en sesiones de terapias y ya he visto algo de mejora en el movimiento de mi brazo derecho, aunque el proceso es largo», relata con optimismo, a pesar de las dificultades que enfrenta.
El apoyo recibido no se limita solo a la rehabilitación física. En el futuro, José tendrá acceso a pruebas para la adquisición de una prótesis que le permitirá recuperar parte de la funcionalidad que perdió en su extremidad. Este proceso le brinda una nueva oportunidad de vida, ayudándole a superar la barrera de la discapacidad y a recuperar la autonomía que tanto anhela.
José, consciente de la importancia de la prevención, también ofrece valiosas recomendaciones a quienes realizan trabajos que involucran riesgos eléctricos. «Es fundamental tener precaución y revisar bien el entorno antes de realizar cualquier trabajo. La seguridad es lo primero», aconseja con humildad y experiencia. Su mensaje es claro: no escatimen en medidas de seguridad y tomen todas las precauciones necesarias para evitar accidentes que puedan cambiar sus vidas de manera irreversible.
Hoy, José Rivera sigue adelante con la esperanza de recuperar lo perdido, pero también con una determinación inquebrantable de adaptarse a los nuevos desafíos que la vida le presenta. Gracias al Plan Padrino y al apoyo de las fundaciones, ha encontrado la fuerza para seguir luchando, con la mirada puesta en un futuro donde la recuperación y la adaptación le permitan retomar las riendas de su vida.