¡Hola!
Tú y yo nos conocemos hace mucho tiempo. Cuando abriste los ojos para ver a tu mamá por primera vez, estuve ahí. Estuve también en la licuadora con la que ella te preparó tu primera papilla e iluminé la pantalla en la que aprendiste a jugar videojuegos. Te acompañé durante las largas noches de estudio y en las videollamadas en las que te reías con tus amigos.
¿Recuerdas las playlists que escuchabas una y otra y otra vez, y las que ponías en las fiestas donde aprendiste a bailar? Las hice sonar hasta que memorizaste las letras, te dolieron los pies de tantos pasos que diste y perdiste la voz en más de una ocasión. Incluso ahora, mientras me lees, estoy iluminando las letras de esta carta con la que quiero hablarte un poco más de mí.
Te habrás preguntado cómo es que llego a tu casa. Es más, en tu infancia puede que hayas imaginado que lo hacía por algún tipo de magia, pero no es así. Para que cuentes conmigo en tu hogar, antes recorro gran parte del país desde mis diferentes lugares de origen, que pueden estar en la corriente de los ríos o donde se aprovecha la luz del sol. Esto quiere decir que, cuando me genero, se producen cada vez menos emisiones de gases contaminantes, con lo que cuidamos más el planeta.
¿Sabes? Estoy muy feliz porque recientemente Enel construyó un parque solar tan grande como 552 canchas de fútbol profesional, donde la capacidad de generación me permitirá iluminar a unos 370.000 colombianos al año.
Desde los lugares donde me origino, viajo cientos de kilómetros en líneas de trasmisión y distribución, que son como autopistas y carreteras por las que me muevo. Para garantizar mi viaje, también son necesarias las subestaciones, porque desde ahí puedo llegar a diferentes lugares, conectar millones de hogares y crear momentos que perduran en el tiempo.
Como Bogotá y Cundinamarca están creciendo continuamente, Enel está construyendo nueva infraestructura que me permite viajar de manera más fluida y continua.
Hace algunos años incursioné en el transporte terrestre, pues están usándome en lugar de combustibles fósiles, y esto ha permitido reducir las emisiones de gases contaminantes. Me encanta decir que juntos estamos cambiando la forma en la que te desplazas, por una más sostenible, porque cuando te subes a un bus, carro o bicicleta eléctrica, estás reduciendo tu huella de carbono.
En Bogotá, por ejemplo, circulan más de 1.470 e-buses, que todos los días alimento en 9 patios de recarga, y en agosto de 2023, Colombia alcanzó un hito histórico al superar 10.000 vehículos totalmente eléctricos matriculados. Me siento muy orgullosa de la capital y de sus habitantes, porque han decidido apostarle a un transporte sin emisiones.
Ya sabes un poco más de mí, pero esta carta quedaría inconclusa, si no te cuento sobre mi propósito. Sueño con un futuro sostenible, uno en el que pueda contribuir a facilitar la vida de las personas, donde las empresas crezcan y las ciudades progresen de manera amigable con el planeta.
Para lograrlo, necesito de ti, de tu decisión de usarme de manera responsable, eficiente y segura, de hacerme parte de tu día a día: cuando te bañas, cocinas, en tus momentos de trabajo o de diversión, o cuando te transportas hacia algún lugar. Te invito a que te sumes, que recorramos este camino juntos.
Recuerda que siempre estoy presente en tu vida, por eso, esta es la primera de una serie de cartas que quiero compartir contigo. En la siguiente voy a contarte de dónde vengo, cómo fui creada y cómo el poder de la naturaleza se transforma para generarme.
Con cariño,
La energía