En 2020, la historia moderna se dividió en dos: el antes y el después de la pandemia; el mundo cambió de forma radical y sus habitantes tuvimos que rehacer nuestros hábitos y aprender a convivir con algo que era desconocido.
Y a pesar de que la situación no ha sido favorable, está dejando enseñanzas de todo tipo. A nivel micro, de familia y sociedad, hemos valorado mucho más el valor de nuestros seres queridos, aprendido a manejar nuestros tiempos de otra manera, así como asumido o cambiado roles para perpetuar nuestras actividades.
A nivel global, el COVID-19 también ha sido un gran espacio de reflexión en el que el consumo y el medio ambiente se han puesto sobre el tapete, mostrando cómo la vida pasada necesitaba ajustes si es que queremos sobrevivir como especie:
- El hogar como templo: centro de actividades laborales, académicas y de ocio, la casa es el gran espacio para habitar. Para adaptarnos tuvimos que adecuar espacios, separar tiempos y horarios, y convertirnos en consumidores responsables de energía. Ante el aumento del consumo debido al confinamiento, ahorrar recursos fue y seguirá siendo la principal meta de los hogares.
- Nuevos integrantes en el hogar: durante la pandemia aumentó el número de adopciones de mascotas. ¿Las razones? La negativa es que muchas personas abandonaron a sus mascotas por miedo al contagio; las positivas que quienes viven solos y padres de niños pequeños decidieron traer compañía animal (e incondicional) a sus casas.
- La vida sin auto es posible: con la llegada del Coronavirus el mundo frenó en seco, y los aproximadamente 1.000 millones de automóviles que transitaban en el mundo también; debido a las restricciones de bioseguridad, así como a otras medidas de aislamiento, surgieron alternativas de movilidad sostenibles y respetuosas del medio ambiente como la bicicleta, los vehículos eléctricos y claro, la caminata.
- Queremos más verde: imposibilitados para habitar espacios exteriores y realizar viajes, reemplazamos el verde de afuera por el verde “adentro”. Los hogares se llenaron de plantas, huertas caseras y terrazas. Quienes no se habían percatado de la importancia de estar unidos con la naturaleza, lo entendieron.
- El surgimiento de las ciudades inteligentes: la crisis del Coronavirus es cambiante y lo que es regla un día, puede dejar de serlo al siguiente. Ante el panorama los flujos de movimiento de las ciudades están cambiando constantemente y para sobrellevarlos deben ser inteligentes la integración tecnológica será la gran colaboradora para lograrlo y hacer que los ciudadanos tengan mejores condiciones de vida.
- El sentido de comunidad es todo: hemos aprendido que cuidarnos es cuidar a los otros, que respetar las normas es una acción en pro de todos y que apoyar a nuestros vecinos y locales es la mejor forma de pasar estos tiempos; hoy sabemos que los negocios de barrio y pequeños emprendimientos solo saldrán adelante con nuestra ayuda.
- La Transformación Digital favorece a la gente: la digitalización que ya estaban viviendo muchas empresas permitió que sus clientes siguieran accediendo a productos y servicios desde lugares remotos. Incluir procesos de automatización, machine learning, IoT, etc. se presentan como maneras de facilitar y mejorar la experiencia del usuario con las empresas.
- Siempre hay tiempo de remediar los errores: sabemos que esta pandemia tiene un causal humano y las consecuencias nos afectan a todos. Analizar los meses previos y entender dónde están nuestros errores que como civilización nos pasaron factura, puede ser la mejor forma de avanzar hacia un futuro más sostenibles y amigable con nuestro entorno.
Nuestro planeta es nuestro gran hogar y como tal debemos cuidarlo, desde Enel Colombia seguiremos trabajando para que así sea con proyectos que protejan el ambiente y la vida de sus ciudadanos.