Todos los años, durante el mes de agosto, Villa de Leyva se llena de turistas que llegan para el famoso Festival del Viento y las Cometas. Este evento se ha hecho famoso en la sabana de Bogotá por la riqueza de las figuras que vuelan alrededor del pueblo y la cantidad de personas que se congregan allí para recorrer sus calles. Muchos de los visitantes provienen de Cundinamarca y Bogotá, donde el pasatiempo de las cometas también es una tradición típica de un mes famoso por sus fuertes vientos. En la capital, los parques acogen a las familias que practican la actividad, y en las calles y barrios de todo el departamento la gente eleva cometas de fabricación variada con figuras que dependen de la moda del año o de la imaginación del creador casero. Las cometas siempre se deben elevar en espacios abiertos, pues cuando vuelan cerca de las redes eléctricas existe el riesgo de que se enreden en los cables. Esto ocurre con frecuencia, y además de que representa un riesgo para quien sostiene la cuerda, puede causar cortocircuitos que dejen sin energía a muchos usuarios.
Para evitar las suspensiones en el suministro y el riesgo para las personas, es necesario retirar con celeridad las cometas del cableado eléctrico. Este trabajo normalmente se lleva a cabo con escaleras o con sopletes, y puede tomar de 15 a 20 minutos por cada cometa. Desde el 2018, sin embargo, cuando lanzamos el dron dragón, hemos acelerado la labor de retiro de las cometas y disminuido los riesgos para nuestros operarios. El dron, que lanza una llama de fuego controlada, permite retirar los objetos enredados en los cables sin dañar la infraestructura eléctrica, y disminuye el tiempo por cometa de 15 segundos a entre tres y cinco minutos, incluyendo el desplazamiento entre un punto y otro. Esto se traduce en una gran efectividad que se demostró el año pasado, cuando ayudó a retirar 147 cometas en tan solo 17 días.
Dispositivos que mejoran la prestación del servicio
El dragón es uno de los varios drones con los que hemos innovado en la prestación y el mantenimiento del servicio de energía en Bogotá y Cundinamarca. El departamento, con su terreno montañoso, presenta muchas dificultades para nuestros operarios que ayudan a garantizar la continuidad del servicio, y gracias a los drones hemos podido afrontar el reto de mejorar nuestra respuesta cuando se reportan fallas o necesidades y también hemos logrado reducir los riesgos de accidentes y cortes en el suministro. El reporte de fallas, por ejemplo, implica la movilización de cuadrillas que buscan el motivo del daño o la interrupción, identifican el tipo de arreglo requerido y transportan los materiales necesarios para la reactivación del servicio. Para hacer estas actividades, los operarios en ocasiones deben superar una serie de obstáculos que, debido a los lugares remotos en los que prestamos el servicio, incluyen desde vías destapadas o trochas, hasta el riesgo de resbalar por pendientes o caer en los ríos. Fue a partir de estos problemas que en Enel-Codensa, en asocio con Tomas Aéreas S.A.S., empezamos a desarrollar tecnologías con drones hechas a la medida de nuestras necesidades y las de nuestros clientes desde mayo de 2017.
Para el tendido de un kilómetro de cable eléctrico, por ejemplo, una operación convencional puede tardar, dependiendo de las condiciones del terreno y el clima, de tres a cinco días: la lluvia, la trocha y las montañas son todos obstáculos que demoran la operación. Hoy, no obstante, gracias al dron tejedor, que transporta un hilo guía para estas funciones, podemos tender un kilómetro de cable en menos de 32 minutos: una gran optimización en tiempo que se traduce en mayor eficiencia y rapidez. Y en paralelo al dron tejedor desarrollamos el dron búho, al que denominamos así porque se utiliza para inspeccionar y grabar las labores de las cuadrillas, función que cumple permanentemente en manos de funcionarios de Enel-Codensa.
El último de los drones que lanzamos fue el dron luciérnaga, que nos permite buscar e identificar fallas durante la noche. Para lograrlo, adaptamos luces LED de alta potencia a un dron que además graba y muestra en línea dónde están las fallas, que pueden ser tanto cables reventados como postes caídos o quiebres en la estructura. El uso de este dron nos ha permitido evitar el cansancio y los peligros asociados a la búsqueda que debe emprender la cuadrilla, con la ventaja adicional de que antes de salir a corregir la falla los operarios saben cuáles son las herramientas que van a necesitar para hacer el trabajo.
Llegando cada vez a nuevos lugares
Si bien el lanzamiento del dron luciérnaga fue a principios de julio en Villeta, las innovaciones no terminan ahí. La idea, ahora, es que sobrevuele la zona de la falla con una luz que ilumine a los trabajadores y minimice los problemas causados por los reflectores que se utilizan actualmente en estas operaciones. Y mientras tanto seguimos ampliando nuestra flota: el dron Hércules, que esperamos lanzar a finales de 2019, nos permitirá transportar cargas de hasta 125 kilos en zonas de difícil acceso, lo que reducirá el desgaste físico de las cuadrillas, y el dron castor, que también se encuentra en etapa de desarrollo, nos permitirá despejar la vegetación que se cierne sobre el cableado de forma controlada, rápida y sin contacto con la red, asegurando así que ni los circuitos sufran daños al entrar en contacto con los árboles, con el consecuente corte potencial de energía, ni los árboles sufran daños con la poda, pues los cortes se hacen de forma que se garantiza el bienestar de las plantas.