Protegiendo un recurso imprescindible para la vida

A principios de 2018, Ciudad del Cabo se convirtió en la primera ciudad del mundo en estar a punto de quedar completamente desprovista de agua. Como consecuencia, miles de personas perdieron sus empleos, los precios de los alimentos aumentaron dramáticamente y el sector agrícola presentó pérdidas millonarias. Pero el caso de esta ciudad sudafricana no es aislado: urbes como El Cairo, Sao Paulo, Bangalore, Londres y Tokio también están en riesgo de sufrir un desabastecimiento en el futuro cercano, y más de mil millones de personas alrededor del mundo no tienen acceso a este insumo básico para la vida. La situación es tanto más crítica si se considera que, según proyecciones respaldadas por las Naciones Unidas, la demanda de agua potable será un 40% mayor que la capacidad de suministro para el 2030.

Colombia, un país de enorme riqueza hídrica y megadiversidad de especies, no es ajena a los efectos del cambio climático y la contaminación, y sus ríos reciben cada año aproximadamente 918.670 toneladas de materia orgánica no biodegradable y 756.945 toneladas de materia orgánica biodegradable. En Enel-Emgesa estamos comprometidos con la protección de este recurso clave para la biodiversidad, el desarrollo económico y la calidad de vida de todas las personas. Y como el 70% de la energía del país se produce en hidroeléctricas, entendemos el valor social y biológico del agua y la importancia crucial de protegerla. Por eso para promover su uso eficiente, nos planteamos como objetivo controlar el consumo de agua en nuestras centrales de generación de energía, implementar proyectos de optimización del uso en las centrales y disminuir los puntos y caudales de vertimiento de aguas residuales industriales sobre el río Bogotá, además de construir plantas que descontaminan las aguas residuales en nuestras zonas de influencia.

Entregando una mejor calidad de agua a las comunidades

En el municipio de Garzón, en el Huila, como parte de los compromisos de reposición de infraestructura de la central hidroeléctrica El Quimbo, entregamos la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) a la comunidad, que ahora está cargo de su administración y manejo a través de la Junta Administradora de Acueducto y Alcantarillado. Esta planta se construyó en el predio El Ciruelo, donde también dejamos un área destinada al cultivo, y desde hace cuatro años recibe las aguas residuales de las viviendas del centro poblado La Jagua.

La PTAR, que tiene un diseño proyectado a 25 años, limpia las aguas residuales de 2.200 habitantes de la zona usando un sistema de lagunas de oxidación, lechos de secado y una barra viva para mitigación de olores. Las fuentes receptoras de la planta son la quebrada Las Cuchas, primero, y luego el río Magdalena, de la que esta es afluente. Y como el tratamiento en la PTAR permite remover un 80% de la carga orgánica de las aguas de La Jagua, el proceso garantiza que las comunidades de peces y otros animales o plantas en los cuerpos de agua que las reciben no se vean afectados. De esta forma, logramos controlar el impacto de las aguas residuales domésticas de la población.

Trabajar para la conservación de este vital recurso

El uso apropiado del agua es un tema clave para Enel-Emgesa. Es por eso que también en su captación hemos avanzado notablemente en los últimos años para lograr así un mejor aprovechamiento: en 2018, la compañía captó 22.631.860.594 m3 de agua, un 18% menos que en 2017. Nuestra principal fuente de generación de energía es el agua, pues el 89% del total generado por la compañía proviene de centrales hidroeléctricas como El Quimbo. La PTAR de La Jagua hace parte de nuestro exhaustivo programa de compensación ambiental en la zona de influencia de este embalse.

Para Enel-Emgesa, el uso eficiente del recurso hídrico se extiende tanto a la comunidad como a nuestros empleados. Nuestras campañas de uso eficiente de los recursos tienen como objetivo sensibilizar al personal de nuestras sedes sobre la importancia de racionalizar el uso del agua, y en todas nuestras instalaciones monitoreamos el consumo con el fin de anticipar posibles medidas correctivas. Además de hacer seguimientos periódicos y capacitaciones en uso eficiente, contamos con programas puntuales en lugares como las centrales Guaca y Charquito, en Cundinamarca, donde recolectamos y usamos las aguas lluvias; la central Guavio, en el Huila, donde cambiamos los aparatos ahorradores, y la central Paraíso donde, como en la central Guaca, ambas en Cundinamarca, implementamos el reúso del vertimiento de paraflow.

Estas acciones forman parte de nuestra meta de lograr un uso más eficiente del agua para contribuir a la protección del medio ambiente y los recursos naturales. De esta forma, aportamos al desarrollo económico del país y a la conservación de un recurso en riesgo por los efectos del cambio climático y la contaminación.