Ser parte de un grupo energético que opera a nivel global supone un gran desafío ético y de transparencia. Por este motivo, hemos definido una guía de principios que nos permite trabajar de manera correcta, regulando la gestión transparente de la información y rigiendo la relación entre el Grupo Enel y sus partes interesadas, incluidos sus proveedores.
Para nuestra compañía, es fundamental contar con colaboradores que compartan nuestros valores y que contribuyan a garantizar el compromiso adquirido en el futuro. Por ello, pedimos a nuestros proveedores que conozcan y apliquen en todos sus procesos nuestros ocho principios éticos:
1. Compromiso
El compromiso de respetar la ley y las normas de conducta basadas en los principios de rectitud, lealtad, buena fe y transparencia para todas las fases de la preparación, negociación y ejecución de las relaciones contractuales, representa el primer pilar de una empresa responsable. Ello implica también una constante difusión y la consiguiente formación sobre los principios éticos que fortalecen el valor de estos últimos y la capacidad de impactar, lo cual trasciende el mero cumplimiento de los mismos.
La cultura de la legalidad y la competitividad de las empresas se refuerzan con relaciones comerciales basadas en conductas orientadas a la integridad, a la responsabilidad y a la transparencia mutua.
2. Integridad
La integridad moral, la honradez, la buena fe, el respeto por el otro y el ambiente, y la rectitud en los negocios diarios deben inspirar la realización de las actividades de la empresa.
Por consiguiente, son contrarios a ello:
- Las ofertas de dinero y otros beneficios que se hagan para, o que puedan entenderse encaminados a, favorecer un comportamiento desleal, ilícito o indebido;
- Cualquier tipo de involucramiento en operaciones que favorezcan el lavado de dinero y los ingresos económicos procedentes de actividades criminales;
- Las relaciones con empresas que participen en organizaciones criminales o que estén implicadas en delitos relacionados con el terrorismo, la explotación del trabajo infantil, corrupción, graves violaciones de las obligaciones sobre el pago de impuestos, o contra el medio ambiente.
3. Transparencia
La transparencia y la comunicación de datos e información importantes para la colectividad es un principio básico, siendo conscientes de que la opacidad y la falta de claridad son un terreno fértil para prácticas y conductas poco correctas.
4. Tolerancia cero contra la corrupción
Se reconoce que el fenómeno de la corrupción, en cualquiera de sus formas, puede causar efectos graves y negativos a nivel social, reputacional, económico y civil, pudiendo perjudicar a las empresas y personas que trabajan en ellas.
En las relaciones comerciales tiene relevancia:
- La adopción de medidas de prevención de la corrupción y de integridad de la organización (ej. Códigos éticos o Modelos de prevención de riesgos);
- El respeto a los compromisos contractuales;
- La imposición de la veracidad y la transparencia a la información facilitada a socios comerciales, stakeholders, y a la sociedad civil en general.
5. Conflicto de intereses
Corresponde evitar con determinación y atención cualquier conflicto de intereses y, en caso que se produzca, gestionarlo con responsabilidad y transparencia.
6. Lealtad
La lealtad hacia compañeros, socios comerciales, competidores e instituciones se manifiesta en una conducta correcta que, además, respeta los principios de competencia leal.
7. Responsabilidad
Se promueve la máxima responsabilidad en el desempeño de actividades que puedan tener repercusiones en la colectividad y en la sociedad civil, respetando los derechos humanos, la seguridad en el trabajo y el medio ambiente.
8. Cultura de la legalidad
Un clima laboral que respeta los principios éticos aplicados refuerza en los empleados el reconocimiento y la adhesión a los valores de la empresa.
Se reconoce la importancia de implementar sistemas de denuncia interna en las empresas (whistleblowing) sobre eventuales irregularidades y/o incumplimientos, por parte de los empleados/proveedores de una empresa, de normas internas como de la normativa que rige su actividad, garantizando la confidencialidad de la identidad del denunciante.
Así como la de utilizar canales de diferente naturaleza (buzón de correos, dirección específica de correo electrónico, una línea telefónica y, si fuera posible, una plataforma informática) para presentar alertas que, aunque sean anónimas, estén suficientemente circunstanciadas, sin facilitar la circulación de información difamatoria.